
Guyana ha sido uno de los países más pobres de América durante años. Este pequeño país caribeño, apenas alcanza los 800.000 habitantes, ha pasado años con una renta per cápita que no llegaba a los 1.000 dólares. Sin duda, Guyana habría pasado desapercibida o simplemente confundida con la paradisiaca Guayana francesa si no fuera por el tesoro que escondías sus aguas. Hoy, la situación es completamente diferente. En cuanto este tesoro fue descubierto y comenzó a salir a la superficie, muchas empresas empezaron a situar a este país en el mapa. Guyana está en camino de convertirse en el país con la mayor cantidad de petróleo per cápita del mundo. El hallazgo de ricos yacimientos de 'oro negro' bajo sus aguas ha permitido que la renta per cápita de los guyaneses se multiplique por 9 en las dos últimas décadas, al menos en términos estadísticos (esta renta está muy mal distribuida). Guyana es, además, el país que más rápido crece del mundo con mucha diferencia.
De no producir apenas petróleo hace unos años, Guyana ha alcanzado la cifra de 360.000 barriles de crudo por día, una cifra muy importante respecto a su población. Por ejemplo, Venezuela produce alrededor de un millón de barriles de crudo, pero con una población de casi 29 millones de habitantes. Las previsiones de ExxonMobil (la petrolera que se está encargando de rentabilizar gran parte del tesoro guyanés) prevé que Guyana se convierta en el país con la mayor producción de petróleo per cápita entre 2027 y 2030. El crecimiento proyectado para su producción es impresionante.

En uno de sus últimos comunicados, ExxonMobil explicaba que los primeros dos proyectos marinos ejecutados por la compañía, Liza Fase 1 y Liza Fase 2, ahora están produciendo por encima de la capacidad que se proyectó durante su diseño y han alcanzado de media unos 360.000 barriles de petróleo por día en el tercer trimestre. Se espera además un tercer proyecto, Payara, que comenzará a operar a finales de 2023, y un cuarto proyecto, Yellowtail, que previsiblemente comenzará a operar en 2025. ExxonMobil actualmente está tramitando la autorización ambiental para un quinto proyecto, Uaru.
Aunque había sospechas de que las reservas de petróleo y gas podían ser importantes en la cuenca de Guyana-Surinam desde hace décadas, hasta hace pocos años no comenzó a tomarse en serio la explotación, siendo una de las últimas áreas inexploradas del mundo con un importante potencial petrolero. El Servicio Geológico de los Estados Unidos cree que podrían extraerse entre 11.000 y 17.000 millones de barriles de petróleo de la cuenca. No solo Exxon, también BP ha comenzado a ganar contratos.
Con todo, para finales de la década, ExxonMobil espera que la capacidad de producción de petróleo de Guyana supere el millón de barriles por día. Para entonces, Guyana será con diferencia el país con una mayor producción de petróleo per cápita. Los guyaneses habrán alcanzado un nuevo hito en la historia del mundo, llegando a ser la primera que economía que produce cada día más barriles de petróleo que población tiene.
Un petróleo de calidad
Desde la consultora Wood Mackenzie explicaban que "estos barriles son en su mayoría de petróleo ligero, lo que satisface la creciente necesidad del mercado de líquidos con una intensidad de carbono relativamente baja. También son de bajo coste: el punto de equilibrio (breakeven) es de menos de 30 dólares y compite con los mejores proyectos nuevos, convencionales o no convencionales". Es decir, el petróleo guyanés es barato de extraer y su composición es de las más demandadas en el mercado.
"Los campos petrolíferos gigantes entregarán riquezas incalculables a esta nación de solo 800.000 habitantes. Guyana, a medida que aumente la producción, se convertirá en el rey del petróleo. La producción per cápita eclipsará incluso la de los principales productores de Oriente Medio, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí".

Aunque esto parezca una absoluta bendición para la economía y los ciudadanos del país, también conlleva sus riesgos. En términos estadísticos, todo resulta espectacular. Desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) ponían cifras a este milagro estadístico en su última revisión de la economía guyanesa: "La producción de petróleo tiene el potencial de transformar profundamente la economía de Guyana (se prevé que la tasa de crecimiento del PIB real general sea del 57,8% en 2022). El PIB per cápita ya supera los 9.000 dólares. Se espera que las reservas de petróleo comercialmente recuperables de Guyana superen los 11.000 millones de barriles, uno de los niveles per cápita más altos del mundo... Los principales riesgos a la baja para las perspectivas incluyen la volatilidad en los precios mundiales del petróleo, una desaceleración de la economía mundial o aumentos rápidos en la inversión que podrían conducir a desequilibrios macroeconómicos".
Esto último es clave. No sería la primera vez que una economía termina sobrecalentada y explotando (llevándose por medio a varios sectores) por culpa de un descubrimiento de recursos naturales (petróleo, gas, diamantes...). El rápido crecimiento de esta economía puede esconder a su vez grandes desequilibrios (el conocido como mal holandés), sobre todo cuando el boom de la actividad está provocado por un solo sector. En este caso el del petróleo.
La subida del precio del petróleo (cotiza en la actualidad por encima de los 80 dólares el barril de Brent) y la creciente producción se han convertido en una bendición a corto plazo que puede terminar siendo un auténtico problema, como le ha ocurrido a tantos países ricos en recursos energéticos (Países Bajos, Venezuela...) o minerales a lo largo de la historia. Un sector puede acabar destruyendo y detrayendo todos los recursos del resto de sectores, generando una suerte de 'monocultivo' industrial muy vulnerable a las fluctuaciones del petróleo.
El gobierno busca proteger al país del conocido como mal o enfermedad holandesa, que se produce cuando el precio de alguna materia prima aumenta con intensidad y genera un boom económico en un país muy intensivo en la producción de dicha materia prima. El resultado final puede ser una economía poco diversificada, poco sostenible, con una divisa sobrevalorada, grandes desequilibrios económicos y sectores rezagados, aseguraba hace unos meses Bharrat Jagdeo, vicepresidente del Gobierno. Para impedir esta situación, Guyana ha establecido un tipo de cambio fijo frente al dólar, lo que debería impedir que el dólar guyanés se aprecie demasiado (por la entrada de flujos de capital y el incremento de las exportaciones), lo que lastraría la competitividad al resto de sectores del país que dependen de las exportaciones.
Lo que ahora está por ver es que hará Guyana y su banco central con los superávits (por cuenta corriente y fiscal a partir de 2025) que genere este boom económico. Gastar ese dinero en forma de subsidios y gasto corriente puede incrementar los desequilibrios, reducir la población activa y generar inflación. Ahí estará la clave. "Estamos decididos a no seguir ese camino", aseguraba Jagdeo hace unos meses en una entrevista con Bloomberg. "Es por eso por lo que la diversificación de la economía es tan crucial en este momento".